¡Hello desde el paraíso!
¿Sabes esos momentos en los que sientes que tienes la vida bajo control y, de repente, ¡BAM!, todo cambia? Bueno, así me siento ahora. Si has estado siguiendo mi viaje, sabes que esta etapa ha estado llena de transiciones: desafíos de salud, cambios de geografía y, lo más importante, mi pequeña extendiendo sus alas y volando sola. ¿Y yo? Pues, por primera vez en mucho tiempo, también estoy viajando sola.
Bueno… no del todo. Anouke está viajando conmigo. Solo que extraño mi GPS… (Dharma era la encargada de llevarnos a los lugares sin perdernos). ¡Dios mío! A veces me pregunto cómo no he terminado en el destino equivocado. Pero bueno, Anouke y yo llegamos a nuestra próxima aventura sanas y salvas.
Sabía que este día llegaría. Incluso pensé que estaba preparada. Spoiler alert: ¡no lo estaba! No creo que ninguna madre esté realmente lista para soltar a su pequeña. No voy a mentir: este cambio me tomó completamente por sorpresa. Pensé que mentalmente me había preparado para el día en que mi hija alzara el vuelo. Me decía a mí misma: "¡Estarás bien! ¡Amas tu independencia!"
Bueno, ¿adivina qué? No estoy bien.
Y sí, todos sabemos que dejar el nido es parte del proceso de la vida, pero cuando le pides a Dios un amiga y Él te envía una hija increíble como Dharma—que además es la mejor compañera de viaje que una podría soñar—pues, te pega duro. Y, para hacerlo aún más emocionante, la soledad también se siente diferente. No del tipo en el que disfrutas de una noche tranquila a solas, con una copita de vino y una musiquita para endulzar el alma—no, esta es la clase de soledad que te hace cuestionarlo todo. Y como tengo la mala costumbre de sobrepensar, dejé que mi mente se enredara un poco:
¿Así me imaginé esta etapa de mi vida?
¿Dejé ir demasiado rápido la Nena?
¿Estoy realmente feliz sola?
Afortunadamente, en lugar de huir de estos pensamientos, hice algo diferente: los dejé fluir. No hace falta decir que los desafíos se sienten distintos a mi edad. (Sí, solo tengo "45". Les sugiero de corazón que dejen de preguntarme mi edad. La edad es un número, y yo he elegido 45). Volviendo al tema: el jet lag ha sido un desastre tanto para Anouke como para mí, pero me alegra reportar que hoy me siento mejor. Así que aquí estoy, reportandome con ustedes.
¿Dónde estaba? Ah, sí—desafíos de salud: mucho mejor después de una semana en el paraíso. No dejo de pensar en los consejos de Doña Luchy y en cómo el Plan C siempre funciona. Ella siempre decía: “¡Niña! La vida te dará opciones, y más te vale tener un plan para cada una de ellas.” Así que, después de perseguir a Dharma y su educación, no me quedó más opción que seguir adelante con mi vida "casi nómada" y embarcarme en este nuevo proyecto. Fácil decirlo, ¿verdad? ¿Adivina qué? No he dejado de llorar. La tristeza ha sido mi mejor compañía y la soledad… bueno, ¿qué más puedo decir?
Al entender lo que estaba pasando, supe que tenía que hacer algo. Primero, apagar incendios para establecerme aquí—o al menos sentirme cómoda en este nuevo entorno. Y, como siempre, no ha sido fácil. ¿Sabes? A veces pienso que cuando elegí venir a la Tierra, marqué la opción de "Paquete Premium de Desafíos". Se que no deberíamos pedir que las cosas sean fáciles, sino tener la tenacidad, la sabiduría y la constancia para enfrentar los retos, pero Caramba!!!!! Es bueno que le den un respiro a una. ¡Jejeje! En fin, descubrí que la única manera en que podía ser productiva y lidiar con esta montaña rusa emocional al mismo tiempo era haciendo algo.
Así que, siendo yo, agarré un balde de pintura y decidí fluir con ello. Literalmente. Mira:


Hablemos de la Soledad (y por qué se siente diferente ahora)
La soledad en esta etapa de la vida no es la misma que en mis veintes. En aquel entonces, estar sola a veces se sentía cool—como esa energía de personaje principal, independiente y misterioso. Ahora… ahora se siente más como: "Espera… ¿esto es mi vida ahora? ¿Solo yo y mis compras del supermercado?"
El primer viaje al aeropuerto sin ella se sintió raro. La primera vez que me di cuenta de que no tenía que revisar el horario de alguien más antes de hacer planes… también raro. Y luego llegó el primer fin de semana sin planes, solo con mi propia compañía—y en lugar de sentirme libre, me sentí… perdida. Como si hubiera perdido un rol que había jugado durante mucho tiempo.
Pero aquí está el punto: este es solo otro capítulo de mi vida. Uno que había leído antes, pero que necesito abrazar.







Esto es lo que aprendí de mi pequeña montaña rusa emocional:
Deja fluir las emociones.
Somos tan rápidos en ignorar lo que sentimos, en poner una sonrisa y fingir que todo está bien. Pero, ¿sabes qué? Está bien no estar bien. Hoy me di permiso de sentir—sin juicio, sin culpa. Dejé que mis emociones pasaran a través de mí en lugar de reprimirlas.
Durante tanto tiempo pensé que debía gestionar mis emociones—mantenerlas bajo control, ser positiva y seguir adelante. Pero esta vez, no lo forcé. Dejé que la tristeza se sentara conmigo. Le di espacio. ¿Y sabes qué? No me destruyó. Pasó como una ola, en lugar de quedarse atrapada en mi pecho.
Date permiso para cambiar el guión.
El cambio es difícil y, a veces, apesta. Pero en lugar de resistirme, me recordé: este es solo otro capítulo de mi historia. En lugar de lamentarme por lo que ya no está, puedo disfrutar lo que está aquí y lo que viene después.
Esta es TU historia. Si no te gusta cómo va, edítala. Tenía dos opciones: quedarme atrapada en mis pensamientos o hacer algo al respecto. Así que hice lo que mejor sé hacer—me puse creativa. En lugar de hundirme en una crisis existencial, agarré ese balde de pintura y comencé a transformar mi espacio. Arreglar cosas, crear, hacer mío un lugar que todavía se siente extraño.
Y decidí no sentir culpa por ello. Porque la verdad es que, cuando me cuido a mí misma, todos los que me rodean también se benefician. (Recuerda, no puedes dar lo que no tienes, si tu no estas bien no podrás ayudar a nadie)
Deja que la vida te sorprenda.
Si sigo tratando de controlarlo todo, me perderé la magia. Aquí estaba yo, quejándome de una nueva aventura, aferrándome a lo familiar mientras la vida me enviaba todas las señales para soltar. Dejar que Dharma siga adelante con su nuevo capítulo me dio la misma oportunidad—a mí de retomar todas las cosas que tenía en mi lista por experimentar. Más importante aún, confiar en que hice bien mi trabajo y le di las herramientas para ser la mejor versión de sí misma.
¿Cómo mantuve mi cordura? (Sí, lo adivinaste: Meditación & Journaling)
¿Qué hice? Primero, dejé que todo fluyera. Luego, agarré Mi Cuadernito de Bienestar y empecé a escribir. No de manera poética o con intención de "escribir mi mejor vida", sino en un desahogo total. Sin filtro, sin perfección, solo yo procesando la vida en tiempo real.


Mis no negociables:
✅ Meditación: Hice la meditación "Confía en el Proceso de la Vida" de MBP Wellness, y me recordó que no necesito tener todas las respuestas ahora.
✅ Journaling: Escribí todo—las dudas, las emociones, la verdad sin adornos.
✅ Música: Mi playlist estuvo a todo volumen mientras pintaba. (Advertencia: Puede hacerte cantar baladas tristes en pijama).
Si alguna vez te has sentido así, no estás sola. La vida sigue cambiando, y solo estamos haciendo lo mejor que podemos.
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